La última película que ha estrenado Woody Allen parecía al
principio uno más de sus recientes proyectos
consistentes en caracterizar ciudades (recordemos Vicky Cristina
Barcelona, Midgnight in Paris, etc.).
El boca a boca no parecía augurar un gran resultado: la
gente comentaba en sus círculos que era una película muy normalita, que no
valía la pena, otra típica del estadounidense, inundada de su característico
humor (que algunos entienden y adoran, y que, el resto en cambio, odian…).
A pesar de que las críticas no la dejaban mal, confieso que
fui al cine a verla más cautivada por su escenario, mi ciudad predilecta, mi
querida città eterna, que por la
historia que contaba… Y no pude acertar más con mi elección.
"A Roma con amor" es una comedia dulce, que narra cuatro historias distintas: la de un romano
corriente que de repente se ve convertido en la estrella del momento; la de un
arquitecto de éxito que vuelve a la ciudad en la que vivió la creatividad y el
amor; la de una pareja de norteamericanos que viajan a la ciudad para conocer
al prometido de su hija, un típico italiano de una familia más típicamente
italiana; y la de una pareja joven de italianos de provincia dispuestos a
comerse el mundo.
El film disecciona muchos de los clichés más tradicionales y
también más actuales: los medios de comunicación atentos a las historias más
banales y absurdas para subir audiencias y publicar cualquier tipo de “titular”;
las super estrellas de cine, que
actúan como divinidades que están por encima del bien y del mal y algo
paranoicas pero igual de terrenales que cualquiera; italianos apuestos,
impecables y educados que se dejan seducir por la infidelidad, la fama y el
desprestigio; yanquis pueblerinos, inocentes, pero trabajadores y persistentes;
los arquitectos, sabios, con una visión compleja e interesante de todo, pero a
veces dejándose llevar por lo que vende a las masas; y tantos más..
Una de las escenas más
ilustrativas de lo que mencionaba: Leopoldo (Roberto Benigni), un hombre
cualquiera, de pronto se ve acosado por la prensa, a quien le interesa su
corriente vida.
Sin duda un film para no perderse, que nos cuenta todas las
historias con la ayuda de Roma, y con un reparto en mi opinión muy profesional
y a la altura.
Algunos de los actores de la
película: Alec Baldwin, Jesse Eisenberg, Roberto Benigni, Woody Allen, Penélope
Cruz.
Uno sale del cine preguntándose si la crítica a la sociedad
en general, que, como ejemplo, llama arte a cualquier cosa o se preocupa por
las excentricidades de personajes públicos, no es también una crítica al que
acaba de disfrutar de un buen rato con la película. Cosas de un Woody único.
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